Puerto Rirī
—Entonces, ¿este es nuestro barco? — Preguntó sin despegar la mirada del mástil.
— No es el mejor, pero por lo menos es todo nuestro, ya con este hermoso barco podremos comenzar a cumplir nuestros sueños— Respondió entusiasmado .
— Ya estando aquí, pregunto ¿Cuándo zarparemos? — Pregunto Erick acomodado en las escalerillas que daban a la parte superior del navío.
De un salto alguien sube al barco, mientras los otros dos no se sorprenden para nada. — Oh, es bastante amplio y... — Procede a tirarse al suelo a dormir.
— Ehhh! ¿COMO TE DUERMES TAN RAPIDOOOO? — Pregunta Kenji alzando la voz.
— Yarararara Yarararara — Erick comienza a reírse mientras ve como Kenji se enoja por la actitud despreocupada de aquel individuo que apenas subirse al barco cae rendido a dormir.
— Esa risa tuya es muy peculiar no Erick? — Dijo el tercer chico sin abrir los ojos.
— En dos días zarparemos al mar, nos reuniremos aquí nuevamente al amanecer en dos días. — Refuto Kenji golpeando la cabeza del último chico.
— No deberías golpear a tus nakamas de esa manera, da igual si es doctor, no siempre podrá curarse de tus golpes — Se escucho la voz de una chica que salía de una de las habitaciones del barco.
— Eh! ¿Cuándo subiste al barco? — Pregunto Magnus levantándose y tocando su cabeza por el golpe que había recibido anteriormente.
— Da igual, ¿Todavía siguen con esa tonta idea de ser piratas? Ya no somos críos, el mar no es tan simple como parece. — Manifestó la joven.
— Eh dale con eso otra vez, Hermosa, zarparemos en dos días, ser piratas no es una idea tonta, es el método para que seamos reconocidos en todo el mundo, y cuando eso pase, volveré a por ti y te hare mi esposa. — Respondió Kenji Acercándose a la chica y tocando levemente su mejilla.
— ¿Que dices tonto? Si sales al mar no volverás a verme. Probablemente nunca vuelvas a esta isla. — Dice la chica dando un paso atrás alejándose de Kenji con los ojos llorosos.
—Así me cueste una extremidad, volveré aquí por ti, siempre volveré, porque donde estes tu, esta mi corazón— Declaro Kenji mientras se acercaba y abrazaba
.Los otros dos chicos se levantaron y bajaron del barco de un solo salto, cayendo así en el puerto y yéndose no sin antes decir:
— No puede ser, de nuevo con sus cursilerías, nos veremos aquí en dos días— Dijeron estos al unisonó y se marcharon en direcciones opuestas dejando a los tortolos en el barco.
Hospital Gaevodan de las Flores
— Aun sigues pensando en ese absurdo sueño de ser un pirata — Pregunto el anciano mientras hacia las manos hacia atrás como manera de pedir las tijeras de cirugía.
— Usted sabe que no es algo absurdo, además ser pirata tiene otro trasfondo, es una increíble forma de viajar de isla en isla para conocer a médicos increíbles con técnicas inigualables. — Respondió Magnus tomando las tijeras y poniéndola en manos del anciano.
— Es peligroso salir al mar como un pirata, incluso como un civil es peligroso... Pinzas — El anciano vuelve a colocar las manos en la misma posición, pero esta vez con las tijeras en la mano, a lo que Magnus procede a retirar las tijeras y colocar las pinzas en su lugar.
— Quizás si sea algo peligroso sin embargo no soy alguien débil, usted más que nadie me conoce y sabe bien de lo que soy capaz cuando me lo propongo. — Magnus sigue hablando mientras va secando el sudor del anciano médico.
— Signos vitales... No puedo creer que seas tan necio como para realmente irte de la isla y encima a ser un pirata de poca monta—
— Frecuencia Cardiaca 53 LPM, Si no terminamos rápido de la operación el paciente sufrirá una Bradicardia. — Respondió calmado el joven doctor.
— Estamos terminando de esta operación... Tijeras— Nuevamente el anciano coloca la mano en la misma posición mientras Magnus intercambia la pinza por la tijera.
— En verdad esto es lo que quiero Doctor, seré un pirata, aunque usted no me apoye, ya es una decisión que tome y de usted aprendí que un hombre no se retracta de sus decisiones. — Aclaro Magnus al doctor.
— Hijo tonto, no importa si quieres ser el medico más famoso del mundo, o el criminal más buscado, siempre tendrás el apoyo de tu padre — Respondió el doctor terminando la operación.
— Ha salido bastante bien esta operación padre — Aclaro Magnus.— Por supuesto que sí, desde que te volviste doctor cada operación o cirugía en la que estas involucrado sale verdaderamente bien, es una lástima que vayas a utilizar tus habilidades para la piratería, pero sabes hijo mío, yo también tuve el sueño de ser un pirata.
—Ambos salen de aquella habitación dejando a las enfermeras allí.— ¿Estas bromeando padre? — Pregunto Sorprendido el joven doctor.
— Por supuesto que no Magnus, yo también fui un gran soñador, incluso salí al mar, aunque volví en menos de un mes, era demasiado peligroso y yo era el único medico abordo, por lo que decidieron traerme nuevamente a tierra y desde entonces sigo aquí, pero algo es seguro. No hubo momentos más emocionantes en mi vida como ese mes que estuve en alta mar.
—El joven doctor motivado por las palabras de su padre termina de quitarse la bata desechable y lavar bien sus manos para proceder a salir de aquella pequeña habitación en donde se encontraban. Sabiendo asi que dentro de poco zarparia al mar como un pirata con sus amigos, sera dificl, pero estan dispuestos a continuar con su sueño.
Mansion de los Bansem
— Erick, hijo por favor, piensa bien las cosas, ¿Cómo vas a convertirte en un pirata? — Manifestó su madre entre sollozos.
— Madre por Dios, ya hablamos de esto, incluso cuando era un niño, ustedes siempre que les contaba sobre eso se reían contestando que no había problema con lo que quisiera ser de grande. — Expuso el joven mientras continuaba haciendo sus maletas.
— Edmond Por favor convence a tu hijo de que olvide esta locura — Grita su madre en un intento de que el padre de Erick interviniera.
— Madre, basta de esto, ya lo decidí y ninguno de los dos me hará cambiar de opinión. — Refutó Erick ya un poco enojado por la insistencia de su madre.
— Erick, Por Dios, piensa, aquí lo tienes todo, todo lo que puedas querer, tienes mucho dinero, puedes darte el lujo que quieras, comprar lo que se te plazca, casarte con quien quieras, comer lo que desees, Erick tienes todo lo que cualquier joven querría. — El padre entra en la habitación mientras habla en un intento fallido de convencer a Erick de quedarse, quien a su vez solo termina enojándose mas.
— Si padre, tengo todo eso que dices, pero ¿Sabes que es aquello que no tengo? ¡LIBERTAD PADRE! Puede que tenga todo aquello que tú dices, puede que sea una persona bendecida por los cielos por nacer en una familia tan adinerada como los Bansem. — Gritó Erick en desesperación, al darse cuenta que mostró debilidad en ese momento se miró en el espejo acomodando nuevamente su cabello y respirando profundo.
— A qué te refieres con libertad, ¿Qué clase de libertad quieres? — Pregunta Edmond confundido.
— Oh por un demonio, tienes idea de las veces que les rogué a ambos para que simplemente dejaran que mis amigos vinieran a verme, no me importó rebajarme, aun sabiendo lo orgulloso que soy, les rogué mil veces, porque esos chicos son los únicos que me han aceptado tal y como soy, pero ustedes con su estúpida vanidad y lujuria nunca permitieron que pusieran un solo pie en esta porquería de mansión. —
— Pero eso no es problema, esos, esos, esos chicos pobres pueden venir cuando quieran — Replica la madre entre lágrimas.
— ¿Ves? ¿Cuál es la estúpida necesidad de llamarle pobres? Son personas como nosotros, aparte de eso, son mis amigos, mis compañeros. — Nuevamente su cabello comienza a despeinarse por la exaltación en sus palabras y gesticulaciones.
— ¿Cómo esperas que los llame? Son pobres, literalmente viven en el pueblucho de la costa, tú has estado ahí, sabes lo deplorable que es la situación en ese lugar, ¿A VIVIR COMO PERROS ES QUE LE LLAMAS LIBERTAD? — Gritó fuertemente su padre.
— Que tonterías estas diciendo Padre, ¿Le has llamado Perros? Perros somos nosotros que solo vivimos porque alguien más poderoso que nosotros nos lo permite, mientras que ellos se esfuerzan día tras día para poder sobrevivir, para poder comer deben cazar su propia comida porque nosotros los ricos abarcamos toda la mercancía que llega a esta tonta isla. NOSOTROS SOMOS PERROS QUE VIVIMOS AMARRADOS A UN AMO QUE NOS ALIMENTA CON DINERO A CAMBIO DE QUITARNOS TODA LA HUMILDAD CON LA QUE PUDIMOS HABER CRECIDO. —
—Si sales por esa puerta espero que seas un hombre y mantengas tu palabra, no vuelvas aquí nunca más. — Amenazó el padre mientras el chico salía por la puerta.
— Edmond que palabras estas diciendo, es nuestro hijo — Proclamó la madre.
— Descuida madre, de todos modos, no tenía intención alguna de volver a esta casa nunca más. —
Con tristeza en su corazón, pero con el orgullo de un hombre Erick salió de su casa, para dirigirse al barco y comenzar su aventura, sabe que las palabras que su padre dijo eran solamente para herirlo y hacerlo retroceder, sin embargo, esta vez no volverá la mirada hacia atrás, continuará hasta cumplir su sueño.
Restaurante Amanecer Dorado
Todas las cocineras y cocineros del restaurante han notado algo extraño en la más joven de entre ellos, pues no suele estar cabizbaja en ningún momento del día, ya que siempre es alguien decidía y muy activa en cuestiones de actividad, sin embargo, los últimos dos días ha estado cabizbaja y sobre pensando alguna cosa.
Un hombre esbelto y de gran postura se acerca la joven y toca levemente su hombro izquierdo.
— Scarlett, te hemos notado algo distraída estos días, ¿sucede algo? — Pregunto el hombre.
— Giorno gracias por preocuparte, pero no pasa nada, solo estoy algo preocupada — Responde la chica. Sin embargo, la madre de la joven que se encuentra no muy lejos de ellos y escucho sus palabras procedió acercarse.
— Hija mía, no creo que sea solo eso, te conozco, puedes contar con nosotros para cualquier cosa que desees— Exclamo la madre al acercarse.
Lentamente las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de la chica, sabe que no puede ocultar su dolor, sin embargo, no quiere demostrar su debilidad ante nadie, y menos ahora que sabe que se quedara sin el amor de su vida, y sin amigos con los cuales pasar el rato. Giorno al ver las lágrimas de la chica se apresura para abrazarle y cercar sus lágrimas.
— Eh! ¡Eh!, Scarlett, eres como mi hija, el verte así, sin una razón aparente hace que mi corazón se llene de dolor. ¿Acaso ese tonto de Kenji te hizo algo? — Especulo Giorno.
Scarlett al escuchar estas palabras comienza a llorar aún más fuerte que antes, haciendo que la mirada de todos los cocineros del local se posase en ella. Entre lágrimas y Sollozos intenta decir algo.
—Yii... Yio no quero sta shin Enjiii— Las lágrimas brotaban bruscamente por su rostro mientras casi no se podía entender lo que quería decir.
— Seca tus lágrimas y dinos que es lo que pasa. — Dice su madre tomando sus manos y mirando a Giorno con ojos de dolor.
Luego de unos instantes, y de que su llanto cesara, la chica se repone nuevamente e intenta formular las palabras adecuadas para comenzar a hablar sobre el tema.
— Ke... Kenji zarpara al mar en unas horas — Dijo intentando recuperar el aliento después de llorar tan bruscamente.
— ¿Y cuál es el problema con eso querida? — Pregunto su madre.
— ¿No ves el problema madre? me quedare sola aquí, mientras él se ira al mar, y quien sabe con cuantos problemas se encuentre por allá, no quiero ni imaginar que le pase algo malo — dijo la chica alzando un poco la voz.
Desde el fondo de la cocina, entre tantos cocineros, entre tanto ruido y movimientos se escuchó la voz de una anciana que resonó ante todos.
— Si estas tan preocupada por tu chico, ¿porque simplemente no te aventuras con él? — se escuchó decir a la anciana mujer.
— MADREEE! ¿Qué estás diciendo? — Pregunto exaltada la madre de Scarlett.
— ¿Que? ¿Por qué no dejas que la propia Scarlett tome sus decisiones? — dijo la anciana nuevamente.
— No quiero ser un estorbo para él abuelita. — manifestó la chica con ojos llorosos.
— El amor nunca será un estorbo para nadie, al contrario, serás una fortaleza para él, además no hay forma más perfecta de quedarte con un hombre que llenando su estómago cada día mientras van de aventura. — dijo la anciana llena de sabiduría.
— Es cierto, Kenji ama lo que cocino— Dijo la chica secando sus lágrimas y poniéndose de pie.
— Entonces ya sabes que hacer — Respondieron todos al unisonó.
La chica llena de emoción por aquellas palabras sube al segundo piso en donde toma unas bolsas para proceder a llenarle de alimentos e ingredientes. Está decidida a emprender este viaje con el chico que ama, aunque sea un viaje lleno de peligros, aunque sea un viaje lleno de riesgos, sabe que mientras estén juntos, todo saldría bien. Así tomo todas las cosas necesarias y se marchó despidiéndose de todos en el restaurante.
Pueblo Ortushis
Mirando a las olas mientras esta a punto de amanecer Kenji se da cuenta que aún debe dar un recorrido por su pueblo antes de marcharse, ya que no tiene idea de cuando volverán a pisar esta isla nuevamente.
«Es momento de emprender un viaje largo, en busca de la libertad» Pensó Kenji. Dio un salto desde el barco hacia el muelle y al caer se transformó en su forma de oso, corriendo desde un lado del puerto hasta el otro extremo. Volvió a su forma humana y se dirigió hacia el pueblo para despedirse de todo aquello con lo que había vivido desde su nacimiento.
Luego de caminar unos pocos metros se queda de pie delante de una pequeña estancia infantil en donde creció desde que sus padres murieron a manos de los marines. Se queda observando mientras su cabeza se llena de pensamientos y recuerdos de su niñez. «Como pasa el tiempo, si hace nada era un chiquillo que se paseaba por este pueblo corriendo y jugando con todos» Unas pequeñas lagrimas intentaron salir por su rostro mientras se alejaba caminando hacia otro lado. Recordando como tuvo que pasar sus días ahí luego de que perdió a sus padres.
Caminando y caminando se topa con su antigua escuela, donde aprendió a leer, escribir, e interactuar con otras personas durante tanto tiempo, sabe que sin este lugar no se hubiera recuperado de su sufrimiento. «El lugar donde aprendí a ser una persona de provecho, alguien que aprende, lucha, persevera y ayuda a quienes necesitan, fueron los mejores momentos de mi niñez sin duda alguna» Pensó antes de alejarse por completo de aquel edificio.
Se detiene un momento antes de seguir avanzando, aunque fuese para cumplir sus sueños, sabe que alejarse de aquella isla no es fácil, pero traerá a ella los méritos de haberse convertido en un pirata inigualable y todos en la isla se sentirán orgulloso de tener a alguien tan genial como él. «Me volveré un pirata reconocido por todo el mundo y seré el hombre más poderoso de este mar»
Volviendo a emprender el paso sube la mirada un momento y se percata que ya se encuentra frente al Restaurant de la familia de Scarlett, es cuando llegan a su mente los pensamientos de tristeza que destrozan su tranquilidad.
— Mierda! Cuanto extrañare a Scarlett, si ya desde ahora estoy triste por no verla — Susurro el chico en frente del restaurant, donde obviamente ya están trabajando para el inicio del día.
Saca de sus bolsillos un collar hecho de caracoles y lo coloca justo en la ventana en donde solía sentarse todas las mañanas a tomar café con Scarlett. «Se que ella sabrá que yo fui quien lo dejo, y me recordara hasta el día que vuelva a esta isla» Pensó. Luego se alejó del lugar para dirigirse hacia la montaña en donde se sentaba con sus amigos a ver el pueblo. Pero mientras caminaba el sol iba saliendo, sin embargo, se apresuró tanto que a dura penas vio el hospital en donde sus padres terminaron de fallecer.
En ese momento llegaron pensamientos de furia y dolor, concretamente hacia un individuo, un Marine que se creía más que todos, más fuerte que cualquiera. Ese degenerado del Vicealmirante , quien hirió de gravedad a sus padres solo porque no alcanzaron a arrodillarse a tiempo frente a unos Dragones celestiales.
Nuevamente se transformó en su forma de oso para subir la montaña más rápido, ya que el amanecer se estaba acercando cada vez más, no quería que nadie los viera partir, ya que las despedidas son demasiado tristes... Están ya en la cima vuelve a su forma humana y mira como es el hermoso amanecer, el pueblo se ve tan tranquilo, hay tanta paz, no como aquel día en que los dragones celestiales estuvieron aterrorizando la isla junto a la Marine. Con sus manos cava un pequeño agujero en el piso y deja caer dentro unos dientes, que fueron de aquella vez que Erick cayo rodando desde la montaña, también deja caer un pañuelo que fue el primero que utilizo Magnus en su primer tratamiento de fiebre, una pequeña Cuchara de madera, con la cual Scarlett cocino su primera comida, y por supuesto una foto pequeña de él y sus padres antes de aquel día, vuelve a tapar el agujero con tierra y se levanta. Dos lagrimas caen de su rostro antes de comenzar a bajar para volver al barco a esperar a sus Nakamas.
Por cosas del destino o coincidencias locas, los tres chicos se encontraron justo al comienzo del puerto. Se miran los tres y sin razón alguna se echan a reír. La risa más notoria y que es imposible de ignorar es la risa de Erick.
—Yarararara Yarararara— Erick se ríe a carcajadas sin motivo aparente al igual que los otros dos.
— Veo que no llegaste tarde Magnus — Dijo Kenji, sabiendo lo extremadamente perezoso y paciente que es Magnus.
— Ni siquiera dormí, mi padre y yo estuvimos en una operación toda la noche. — Sin siquiera esperar a que alguno de los dos conteste corre hacia el barco, cargando consigo un pequeño cofre lleno de especias medicinales y sube de un salto, cayendo en la cubierta y recostándose del mástil a dormir.
— PEROOOO, ¿COMO ES POSIBLEEEE? — Grita Kenji al ver esto.
— Yarararara, olvídalo, sabes cómo es, solo hay que dejarlo dormir — Manifestó Erick antes de lanzar sus maletas al barco para posteriormente subir de un salto también.
— Ah! Da igual — Exclama Kenji y sube al barco también.
Erick escucha ruido a lo lejos y se acerca a una esquina del barco mirando en dirección a hacia el pueblo en donde se puede percatar que hay mucha gente viniendo hacia ellos, a lo que se desespera.
— ¿Que le hiciste a toda esa gente Kenji?, Vienen un montón — Dice alarmado.
— Pero, si no he hecho nada, ni siquiera me despedí de nadie para evitar el dolor. —
Mientras estos discuten que hacer en esta situación, sin siquiera saber qué es lo que realmente sucede, la multitud se acerca más y más hasta que llegan al puerto, desde donde se puede observar que traen diferentes cosas consigo, como sacos, cajas, cofres, entre otras cosas.
— Oigaaaan! Chicooooos! — Se escucha una voz que resuena por encima de las demás.
—Alcalde! ¿Qué es todo este escándalo? — Preguntó Kenji mientras bajaba del barco.
—¿Acaso planeaban irse sin despedirse de nosotros? — Preguntó el alcalde con cara de enojo.
—Lo que pasa es que, las despedidas, usted me conoce, no soy bueno para estas cosas— Respondió avergonzado Kenji, mientras Erick lo observaba desde arriba.
—No pasa nada, sabemos que es difícil para ustedes el despedirse, pero no podíamos permitir que se fueran sin venir a verlos y traerles algunos regalos. — El alcalde se da la vuelta y señala a la multitud, quienes eran todos conocidos del pueblo que vinieron a traer cosas para su viaje.
—¿Todo eso es para nosotros? — Preguntó Kenji sorprendido mientras se escucha la risa de Erick desde el barco.
—Por supuesto, ahí hay de todo lo que puedan necesitar, hay comida, ropa, jabón, frutas, mantas, algo de dinero, es todo lo que nosotros reunimos para ustedes, son nuestros niños y saldrán al mar— Explicó el alcalde casi entre lágrimas.
Todos los aldeanos comienzan a subir las cosas al barco y mientras eso sucede cada uno se va despidiendo de los tres chicos, algunos entre lágrimas, otros entre sonrisas y muchos otros ni siquiera sabían cómo reaccionar ante su partida, sin embargo, Kenji se quedó esperando hasta que el último de ellos se despidiera, pensando que en algún momento Scarlett llegaría, pero, nunca llegó.
—Vamos, yo creo que ella no vendrá, no querrá verte, no tendrá las fuerzas para hacerlo— Dice Erick mientras le ayuda a Kenji a subir la última bolsa de alimentos.
—Todos estuvieron aquí, incluso el Doctor, Giorno, Su madre, pero ella no vino, ¿me estará odiando por irme al mar? — Preguntó cabizbajo Kenji.
Los chicos suben el ancla y desatan el barco del puerto para comenzar su viaje mientras los aldeanos se despiden de ellos alzando y hondeando sus brazos. Kenji se dirige al timón del barco mientras Erick acomoda sus maletas en una habitación que se encuentra frente a la de Kenji. Unas horas después, Kenji observa que van por buena dirección para llegar a la isla más cercana, El país donde se encuentra el Reino Ilisia. Kenji se toma un descanso del timón y baja a la cubierta junto con Erick y un dormido Magnus. Sin embargo, comienzan a oler algo muy rico. Algo que los deja a los dos extrañados y despiertan a Magnus.
—Oe tú! Vago, ¿puedes oler eso? — Pregunta Erick a Magnus.
—No sé qué sea, pero huele muy rico, de donde proviene— Responde Magnus sentándose y limpiándose la cara con una pequeña manta.
Kenji toma una de sus hachas y camina lentamente en dirección hacia la cocina, mientras Erick y Magnus van siguiendo sus pasos. Cuando está justo en la puerta escucha una dulce voz.
—Será mejor que bajes esa hacha y entren los tres a comer, lo más seguro es que tengan hambre — Es la voz de Scarlett que se escucha detrás de la puerta, a lo que Kenji de inmediato entra abrazarla. Y de paso observa que la mesa está servida.
—SCARLETT— Gritaron Erick y Magnus sorprendidos.
—¿Qué haces aquí? — Preguntó Kenji demasiado sorprendido luego de aquel abrazo instintivo.
—No podía dejar que un impulsivo, un orgulloso y un vago salieran al mar solos, ni siquiera saben cocinar algo —
—Yarararara, no me imaginé que harías una locura así— Dijo Erick entre risas.
—Si ustedes pueden ser piratas yo también, no soy más débil que ustedes— Dijo firme la chica mientras todos terminan de sentarse a comer.
—Ya que estamos todos, y que tu decidiste unirte a nosotros en la aventura, Capitán, es hora de nombrar la tripulación y el barco— Dijo Magnus con un pedazo de carne en la mano.
—Ya lo estuve pensando y seremos Los Piratas del Oso Carmesí. — respondió con seguridad Kenji. — Y nuestro barco se llamará Mort De La Mer, ya que nosotros conquistaremos estos mares. Tomando un vaso de vino de aquel que había en la mesa recién puesta por Scarlett, cada uno lo alza:
—Para conquistar este mar y convertirme en un pirata de renombre—
—Para conocer todos los métodos de medicina y convertirme en un médico capaz de curar cualquier enfermedad—
—Para ser totalmente libre y vivir como el mar quiera—
—Para engancharme al amor y vivir aventuras con mis mejores amigos! —
—SALUD— Dijeron todos al unísono.